Algo de lo que he contado últimamente en la campaña por las europeas:

26.05.2014 16:28

Decimos que queremos una Europa más democrática, más sostenible, más social.

Pero no puedo hablar de todo ello ahora. Yo me voy a centrar en un aspecto, el de la Europa más democrática, y mis compañer@s seguramente abordarán otros aspectos de nuestras propuestas.

 

¿Más democrática cómo? Promoviendo tres cuestiones esenciales: transparencia, participación y rendición de cuentas.

Transparencia: para que no haya cocinas cerradas, que son una tentación para quienes quieren darnos gato por liebre.

Participación: entendemos que no tod@s quieran participar, comprometerse con lo que pasa en el dominio político, a pesar de que nos afecta en nuestra vida diaria, pero sí queremos que cada vez más ciudadanos actúen como tales, más allá de depositar un voto cada tantos años.

Rendición de cuentas: ¿votamos y nos olvidamos? ¿Y a quién le conviene que nos olvidemos? ¿Tenemos derecho a protestar si cuando no nos duele pasamos de lo que sucede en el nivel político? Rendir cuentas es una excelente gimnasia política, y tenemos que cambiar nuestras costumbres, y la de los políticos que elegimos, en ese sentido.

 

Y ahora toca preguntarnos ¿de qué Europa hablamos? Cualquiera puede hacerse un lío con la complejidad organizativa de los europeos, y para solucionarlo, intentar simplificar. Europa es Bruselas. Europa es la Troika. Europa es la austeridad. Y “Europa” es todo eso, pero en realidad no es nada de eso.

Europa es Bruselas. Podemos ponernos fácilmente de acuerdo en que Bruselas será algún día, formalmente, la capital de todos los europeos. Maravillosa ciudad, falsamente acusada de todos los males y de todas las fealdades. Quien así dice, no la conoce. ¿Y porqué Bruselas? Porque allí están las sedes de las principales instituciones de la Unión Europea:

  • El Parlamento, el que elegimos el 25 de mayo. Con parlamentarios directamente elegidos por los ciudadanos, parlamentarios organizados en partidos europeos, más que por países. Pero aún lejos de lo que debería ser. Los verdes queremos que sea aún mucho más importante, fuerte y decisivo. Queremos que tenga iniciativa legislativa, que insólitamente ahora no tiene. Queremos que sea elegido en listas transnacionales, entre ciudadanos mayores de 16 años. Queremos que tenga más competencias, sobre todo, la de proponer y vigilar el presupuesto de la Unión.
  • La Comisión Europea, una especie de Poder Ejecutivo cuyos miembros no son elegidos directamente por los ciudadanos. Esta vez, por primera vez, el Presidente de la Comisión será elegido en principio dentro del partido europeo más votado, y para ello todos los partidos han nombrado ya a sus candidatos. Con una salvedad: el Partido Verde Europeo. Es que los verdes somos raros, no nombramos a nadie a dedo. Los elegimos democráticamente. Y mucho más democráticamente de lo que estamos acostumbrados. Esta vez, tuvimos cuatro candidatos, que lo fueron porque se presentaron y porque fueron avalados por varios de los partidos verdes nacionales. Y luego elegimos, votando en línea, desde todos los rincones de Europa, sin necesariamente pertenecer a un partido, y bastando con ser mayor de 16 años. Y también somos raros en pretender que todos nuestros organismos, y nuestras listas, sean paritarias, hombre-mujer. Nuestra mujer candidata a la Presidencia de la Comisión Europea se llama Ska Keller, fue presentada por la Federación de Jóvenes Verdes Europeos y obtuvo más votos que el señor elegido como nuestro candidato a la Presidencia, José Bové. Pero al Presidente de la Comisión Europea aún no lo elegimos los ciudadanos, así que no votaremos eso el domingo 25.
  • Luego está el Consejo Europeo, que es la reunión de los Jefes de Estado y de gobierno de los 28 países miembros de la Unión Europea. Directamente elegidos, cada un@, por los ciudadanos de su país para gobernar en su país. Esta es, aún hoy y por algún tiempo, mientras no logremos cambiar las cosas, la institución europea con más poder. Entre otros motivos, porque contribuyen a financiar la mayor parte del presupuesto europeo. De esa manera se sienten “los dueños del cotarro”. Hay otra razón. Y es que esas señoras y señores, en su mayoría muy conservadores durante las últimas décadas, han despreciado sistemáticamente a la Unión Europea. Se han olvidado de su historia, del compromiso de crecimiento que vio nacer al euro (y por eso muchas personas aún le cargan las culpas de nuestros males a la moneda única, que no tiene nada que ver), de la solidaridad como principio de las relaciones europeas.

Europa es la Troika. Pues no, no exactamente. Lo que los medios, y los sufridos europeos, hemos llamado la “Troika”, es la suma de tres instituciones distintas, una de las cuales ni siquiera es Europea, sino mundial: el Fondo Monetario Internacional. Las otras, las europeas, son la Comisión, y el Banco Central Europeo.

De la Comisión ya he hablado, aunque os dije muy poco. Se parece a un Ejecutivo, pero tiene dos funciones fundamentales: es el ámbito en que se inician las propuestas de legislación (sí, el único ámbito formal en el que comienza todo proceso de legislación europea), y es la “guardiana de los tratados”, quien debe hacer cumplir las normas europeas. Por supuesto, quienes deciden son políticos: el cuerpo de comisarios, equivalente de nuestros ministros. Nombrados uno por cada Estado Miembro, por lo cual tenemos el disparate de 28 comisarios. Puede decirse que ha habido que inventar carteras para tenerlos a todos. Y uno de ellos es nombrado, hasta hoy sólo por el Consejo, y desde estas elecciones también por el Parlamento: el Presidente de la Comisión.

Y el tercero es un banco, nuestro banco central. Con varias serias deficiencias en su definición y funcionamiento. Por lo pronto, en sus objetivos: sólo debe ocuparse, o principalmente, de asegurar la estabilidad de los precios en la zona euro. Luego, se trata de una sociedad cuyos accionistas son los Bancos centrales de los países que compartimos moneda. Y su Presidente es elegido… por los gobiernos, o sea, por el Consejo. Ese procedimiento es por lo menos discutible, porque se resuelve a puertas cerradas – y no nos gustan nada las puertas cerradas. Nosotros pedimos además que otro objetivo esencial del BCE sea garantizar el pleno empleo en toda la UE, así como el crédito directo a empresas y a los Estados Miembros. A su vez, la supervisión del sistema financiero, es decir, de los bancos europeos, debe estar acompañada de un sistema de control público, en principio por parte del Parlamento Europeo.

Europa es la austeridad. No. Las actuales autoridades europeas, más el Fondo Monetario Internacional – la Troika – han forzado la adopción de políticas de austeridad a los gobiernos de países cuya deuda pública superaba límites admitidos, como los casos de Irlanda, Grecia, Portugal y España. De otra manera, los prestamistas no tienen garantías de recobrar lo que han prestado. Esto tiene, según nosotros, dos problemas graves. Uno, que es una obligación independiente de la historia de esa deuda pública: porqué algunos gobiernos de repente la han visto dispararse. Dos, que es la única medida que han exigido: la que les aseguraba cobrar. Cómo hicieran los países afectados, era problema suyo. Y claro, si los gobiernos de los países afectados son del mismo color político de los que te dicen, sólo te dicen, que tienes que ser austero por obligación, estarán encantados de aplicar esa receta a sus ciudadanos. No, por favor, a quienes más tienen, ni mucho menos a quienes causaron esa subida de la deuda pública – que esos son amigos. No es Europa “la austeridad”, son sus gobernantes, ciegos, pasotas, irresponsables.

 

Cómo se puede introducir más democracia en este panorama, y sobre todo, ¿para qué nos va a servir?

Cómo: con una nueva constitución europea. Esa es la propuesta del Partido Verde Europeo: un nuevo proceso constituyente, en el que participe la gente, las organizaciones sociales, que sea paritario, y transparente. Que diga entre muchas otras novedades que el Presidente de la Comisión Europea, por no decir que también los Comisarios, deben ser elegidos directamente por la ciudadanía europea. Y que obligue a la Comisión, y al Consejo, a ser transparentes en cuanto a lo que preparan, a cómo lo preparan, y a cómo lo deciden.

Con una ampliación del alcance de las Iniciativas Ciudadanas Europeas: que no sean sólo legislativas, que vayan directamente al Parlamento Europeo, que incluya poner en práctica el Escaño 752. Con referendos de ámbito europeo, simultáneos y vinculantes. Con la comparecencia obligatoria de mandatarios nacionales ante el PE.

Con una efectiva regulación de los lobbies, con un registro obligatorio, y también de los grupos de expertos; que se prohíban los mecanismos de “puertas giratorias”.

Con una puesta a disposición de todos los ciudadanos de la información sobre las ayudas otorgadas: a quién, por cuánto dinero.

 

En cuanto a “para qué nos va a servir”: para saber detalladamente qué se cuece, y cómo. Para evitar influencias malsanas, como las de algunos poderosos lobbies industriales, o incluso nacionales. Para poder llamar la atención a tiempo sobre cuestiones que nos vayan a perjudicar. Si los procedimientos son opacos, si los ciudadanos no nos enteramos a tiempo, nos meriendan. Y si quienes deciden, además, no son elegidos por nosotros, ¿ante quién responden de sus actos? ¿Y cuándo? Nunca.

 

Pero recordemos lo que decía al principio. Este es sólo un aspecto de nuestras propuestas, y es inseparable de los demás: de cómo vivir en una Europa y en un mundo sostenibles, de cómo tener una Europa más social, de qué cambios sustanciales queremos imprimir en la economía, y en la fiscalidad.

 

Y como también decía al comienzo, no podemos volver a cometer el error de dejar Europa en manos de políticos a quienes no les importan las personas, que trabajan y se desviven por sus amigos, los grandes intereses económicos. Los únicos que ganan en esta ecuación, y ganan muchísimo, demasiado. Tenemos que dar vuelta a Europa, y la única, repito, la única manera de cambiarla en la dirección correcta, la del futuro que queremos para nuestros hijos y nietos, es votar verde, votar Equo en la Coalición Primavera Europea. Precisamente para que a partir del lunes 26 podamos respirar, y reconocer: POR FIN, LA PRIMAVERA.